El mercado de la vivienda parece haber dejado definitivamente atrás los años de crisis y su recuperación se va afianzando con cada oleada de estadísticas que se publica. Tras un profundo ajuste que ha durado más de un lustro, todos los indicadores que miden la salud de este sector, especialmente los de precio y número de compraventas, están en terreno positivo, mostrando incluso una tendencia a dispararse.
Según la estadística facilitada esta semana por el Colegio de Registradores de España, el precio de los pisos se encareció un 7,5% en el segundo trimestre con respecto al mismo periodo del año anterior. Por su parte, las ventas se incrementaron un 23,7%.
Según los datos de los registradores, el precio de las viviendas se sitúa a niveles del año 2004 y su coste sigue siendo un 26% menor al de 2007, cuando alcanzaron su nivel más alto. Ante esta importante revalorización, que viene acompañada de un aumento de la concesión de hipotecas, que, según el INE creció en junio un 15,5%, encadenando 25 meses de expansión, hay quien ya piensa que se podrían estar sentando las bases para una nueva burbuja inmobiliaria.
Los analistas consultados por este diario descartan completamente esta posibilidad y achacan los repuntes a factores como el rebote que suele producirse en cualquier mercado tras un profundo ajuste, al peso de la demanda extranjera o al intenso crecimiento que está experimentando la vivienda de lujo en algunas zonas.