Tras años de grúas paradas y hormigoneras vacías, la construcción vuelve a consolidarse hoy como uno de los motores de crecimiento de la economía española. La contribución de este sector al Producto Interior Bruto (PIB) alcanzó en el segundo trimestre del año incrementos desconocidos desde comienzos de siglo, con una tasa de variación del 5,8% con respecto al mismo periodo de 2014.
Ni el campo, ni la industria ni los servicios se recuperan a un ritmo tan rápido. De hecho el aumento casi duplica al 3,1% registrado por el conjunto de la economía, que ya navega a niveles de 2007.
El tirón del ladrillo responde a la reactivación tanto de la edificación en vivienda -por el aumento de la demanda- como de la obra pública, esta última impulsada de forma coyuntural en los primeros meses del año por la celebración de elecciones locales y autonómicas.